Admito que el título tiene su punto de clickbait. No sé si en 1999 había un “QA” como tal en la NASA, pero la anécdota sirve para explicar muy bien lo que pasa cuando se dan cosas por sentado y los equipos no están alineados. Pido perdón por adelantado, pero espero que la lectura merezca la pena.
¿Y el dinero? La pérdida fue estimada oficialmente en 125 millones de dólares equivalentes a 330 millones de euros actuales si ajustamos inflación y costes asociados al desastre. Son “muchos ceros” para una conversión de unidades mal alineada.
Lo más humano del asunto: hubo señales. En primavera del 99, el equipo de navegación detectó anomalías y las discutió por e-mail, pero no se elevó un informe formal de incidencia (el proceso ISA: Incident/Surprise/Anomaly). La investigación también señaló comunicaciones pobres, validación insuficiente del software de tierra y un TCM (maniobra de corrección) que nunca se ejecutó. Vamos, que no faltó inteligencia; faltó disciplina de interfaz y de proceso.
Muchas veces en QA vemos avisos que se subestiman: se escalan riesgos, se archivan esperando que no pase nada y se prioriza no retrasar la release. A la NASA esa apuesta le costó una nave espacial.
De la estación espacial a la oficina
Imagina que estás en un proyecto de integración entre sistemas. El sistema origen envía un payload, que quizá pasa por un middleware, y el sistema destino lo traga “como puede”. En el kick-off todos asentimos: sí, sí, está claro. Pero nadie ha dejado por escrito formato, unidad, longitudes ni reglas de transformación y error de cada campo. Ahí es donde la órbita empieza a torcerse: cada equipo “traduce” a su manera, el desvío se acumula y la nave puede estrellarse.
Ejemplo clásico: fechas y zonas horarias.
Un sistema envía 01/04/2025
pensando en 1 de abril; el otro lo lee como 4 de enero. Añade UTC vs. hora local y ya tienes informes desfasados, caducidades mal calculadas y procesos disparándose cuando no toca. La vacuna es tan poco épica como infalible: ISO 8601 en el intercambio (2025-04-01
), UTC como referencia y reglas de conversión bien definidas (y probadas) en los bordes. Dependiendo del negocio, cuatro meses de desfase pueden ser un susto… o millones.
Moraleja
No subestimes lo básico. Lo obvio no se sobreentiende: unidades, formatos, longitudes, zona horaria y reglas de error. Escríbelo, ciérralo y pruébalo. Cuando damos por supuesto lo básico, lo caro llega sin avisar. Si a la NASA le pasó por las unidades, nadie está a salvo de meter la pata por algo simple.
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